• 26/08/2023

Deuda eterna, discusión eterna (Tercera parte)

Deuda eterna, discusión eterna (Tercera parte)

POR MARCELO DELGADO

En las dos anteriores notas vimos la historia del endeudamiento externo argentina en el siglo XIX, y en la segunda parte, el siglo XX hasta el retorno de la democracia. En esta tercera y última, lo analizaremos hasta nuestros días.

El Gobierno militar de la dictadura más sangrienta de nuestra historia, no sólo dejó grandes pasivos en lo que se refiere a los derechos humanos, sino también, una pesada carga de endeudamiento e inflación.

Raúl Alfonsín recibe un país en llamas con una economía en recesión, alta inflación y unos 45.000 millones de dólares de deuda externa, de los cuales, unos 17.000 pertenecían a una decena de empresas que el BCRA, les canjeó por pesos. El 50% de los dólares que ingresaban, estaban destinados a amortizar los servicios de la deuda (intereses).

El déficit fiscal cercano al 10% del PBI y las altas tasas de inflación, hicieron estallas el Plan Austral de y la deuda pública alcanzó los 58.700 millones y argentina en cesación de pagos.

En 1989 asume Carlos Menen y plantea un programa de estabilidad fiscal y convertibilidad monetaria. Esto significó repatriación de capitales, y privatizaciones, que revirtieron el flujo de capitales, con balances de pago favorables a la Argentina. Pero el retraso cambiario, y la fuga de capitales en la crisis del Tequila, en 1995, sumado al creciente déficit fiscal, llevaron nuevamente a la Argentina a recurrir a la deuda, con el olvidable “plan Brady”. Al final de sus diez años de gobierno, la deuda superaba los 125.000 millones.

De la Rúa lo sucede en 1999, y para conservar la convertibilidad, y sin un plan alternativo, termina su corto gobierno, con  corridas cambiarias, fuga de capitales, y una deuda externa que superaba los 144.000 millones de dólares. Su salida, dejó una crisis económica de gran magnitud pero al mismo tiempo un vacío institucional. A fines de 2.001, en su corta presidencia de 7 días, Adolfo Rodríguez Sa, declara la suspensión de los pagos de servicios de deuda. El 2 de enero de 2002, luego de una sucesión de nombres, asume Eduardo Duhalde, quien tomó la medida de salir de la convertibilidad de Menen y al mismo tiempo pesificar los depósitos. Estas medidas incrementaron la deuda en 47.000 millones más. También fracasaron varios intentos de acuerdos de reestructuración con los organismos internacionales de crédito.

En 2.003 asume Néstor Kirchner y junto con el Ministro Lavagna (que acompañó al presidente Duhalde) comenzaron la reestructuración de los más de 250.000 millones que debía Argentina. Con quitas, esperas, y reprogramación de pagos, se hicieron dos grandes canjes, en 2.005 y luego en 2.010, ya en el gobierno de Cristina Fernández. Cambió la composición de acreedores, cancelando casi la totalidad con el FMI y el Club de Paris, y se fortaleció el programa de reservas líquidas del BCRA: El endeudamiento, relacionado con el PBI, llevó a nuestro país a los niveles más bajos del mundo. Fondos buitres, tenedores de deuda no reestructurada, así como juicios por la compra de YPF empañaron pálidamente, un proceso de reconversión de la deuda externa.

A finales de 2.015 nuestro país había amortizado unos 270.000 millones de dólares, con la reestructuración y cancelaciones a los organismos internacionales, y la deuda externa argentina alcanzaba los 240.000 millones, con una fuerte tenencia de bonos, por parte de las empresas públicas y los acreedores nacionales.

Con la llegada de Mauricio Macri la salida del cepo cambiario y las devaluaciones periódicas, el déficit fiscal creciendo, el endeudamiento creció 87.600.000 millones, superando los 323.000 millones pero con fuertes compromisos, con los organismos internacionales y en especial el FMI.

En 2.019 gana Alberto Fernández. Pese a todos los intentos de nuevos acuerdos, reperfilamientos y los apoyos de China, afectado por la pandemia, y una economía sin rumbo, la deuda se acerca a los 400.000 millones y también se fortaleció la deuda interna (con el BCRA – vía letras del tesoro).

Deuda eterna que requiere estrategias fundamentales y políticas de estado que trasciendan a los gobiernos. ¿Será posible comenzar un nuevo camino?